lunes, 14 de septiembre de 2015

La sociedad que nace con una venda.

Hoy día no hay que irse muy lejos o rebuscar mucho para encontrar a personas vacías, tanto de ideas propias, como de valores o simplemente de educación. Dicho fenómeno está muy ligado al borreguismo, a las modas pasajeras, a los “canones de belleza” que nosotros mismos hemos establecido, la “partitocracia” en la que estamos sumidos y en la cual prima el interés propio de unos pocos conseguido a través de la confianza de todas las personas sin las que dicha organización no podría ser nada. Pues digo que parece que nacemos con una venda puesta en los ojos y parece que solo nos quedamos con lo que oímos de los políticos de turno. Pero partimos de que en el mundo hay muchísima gente buena, con valores similares vengan de donde vengan. Hemos heredado un sistema que no hemos elegido aunque quieran hacernos creer que es lo mejor para nosotros. La dirección que deberíamos tomar es hacia algo nuevo, un cambio de etapa, un empezar de cero. No es muy difícil reunir los valores necesarios para ser un luchador, yo por ejemplo me considero inconformista, defensor incombustible de la justicia y  acción social, una persona que quiere dejar atrás un pasado que no le pertenece y por el que no ha nacido para luchar,  alguien que mira hacia delante,  al fin y al cabo un creyente de que se puede conseguir un mundo mejor alejado de todos los factores que lo están viciando y que nos llevan al individualismo o la barra libre de conciencia y de la demagogia barata a la que estamos sometidos diariamente en nuestro mundo donde los poderosos son los que mandan sobre todos y solo benefician a unos pocos. Me gusta mucho la idea de que estamos todos en el mismo barco y remamos hacia la misma dirección, que en este barco cabemos todos y nuestro único objetivo es el de no mirar atrás ni para coger impulso. La modernidad tal y como la hemos conocido está llegando a su fin, por mucho que algunos la estén estirando todo lo que pueden.


M. Fragua

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